Once años después de aquella UEFA, vuelve este martes al fútbol de altura con la visita del Barça
Vitoria, por fin, respira aires de grandeza, nostálgica la
ciudad de esos tiempos no tan lejanos en donde la pelota movía al
personal. Este martes regresa el fútbol de primer nivel a Mendizorroza y
se abrazan los seguidores del Deportivo Alavés, entregados ante la visita del gigantesco Barcelona.
Se quedarán sin ver a Messi, Xavi, Valdés, Alba y Pedro, descartados
por Vilanova para dar descanso, pero la cita no pierde en interés y no
queda ni una entrada a la venta para el duelo ante el Barça de la ida de
los dieciseisavos de final de la Copa . Este martes, como en aquella final de la Copa de la UEFA de 2001, el Alavés vuelve a ser grande.
El conjunto vitoriano es líder del Grupo II de Segunda B,
demasiado lejos de lo que reclama su historia. Es un club cuyo presente
está marcado por la convulsa etapa de Dimitry Piterman, un tsunami que
dejó un paisaje desolador, y se intuyen brotes verdes en la gestión de
Josean Querejeta y Avelino Fernández de Quincoces. Paso a paso, el
Alavés pretende acercarse a lo que fue y le vale esta noche como punto
de partida.
Han pasado once años de aquella final en Dortmund, considerado ese Liverpool-Alavés uno de los mejores partidos de la historia y
resuelto de forma muy desgraciada con un tanto de Geli en propia puerta
cuando todavía valía la injusticia del gol de oro en la prórroga.
Era el 5-4, un castigo durísimo para un equipo de leyenda,
bautizado como el «Glorioso» después de eliminar a Gaziantespor,
Lillestrom, Rosenborg, Inter de Milán, Rayo Vallecano y Kaiserslautern
con 36 goles a favor. El Alavés, que durante la competición exhibió una camiseta fucsia
y otra especial en el partido decisivo con el nombre de todos los
socios, fue noticia con tremendos titulares al que se le negó la gloria
después de llamar a su puerta a través del buen fútbol que proponía Mané
desde la banda.
Mané: «Con aquella UEFA la gente era muy feliz, estaba todo el mundo unido»
«Los recuerdos son buenísimos», cuenta el técnico a ABC, que de
vez en cuando acude a Mendizorroza porque reside en Vitoria. Mané, ahora
apartado del día a día, mantiene vivo ese cuento y todavía le hablan de
esa gesta por las calles: «La afición fue en aumento, eran momentos muy
felices. Estaba todo el mundo muy unido, se vivieron situaciones de
mucha emoción. Sí, la gente era muy feliz y los medios se volcaban. Eso
subía la autoestima del equipo».
En ese grupo había jugadores notables como Eggen, Herrera,
Jordi Cruyff, Iván Alonso Desio, Téllez, Karmona, Geli, Contra, Tomic o
Javi Moreno, el delantero de moda y que luego se fue al Milán por 1.500
millones de pesetas (9 millones de euros). «Nos llevábamos todos
estupendamente, fue preciosa aquella temporada. Cada eliminatoria era
una final, pero nosotros disfrutábamos del momento, de nuestro momento», explica Moreno con nostalgia.
«La plantilla creía siempre», añade Mané, que destaca esa
unión y las repetidas cenas que celebraban cuando no había partido entre
semana. Era gente común, futbolistas que vivían fuera de la burbuja que
rodea a este deporte. «Se viajaba con ropa de calle, como cualquier persona normal. Los otros equipos seguían sus protocolos, capitalizados y grandes, y nosotros manteníamos la idea de un club pequeño».
«Hubo una etapa muy negativa con Piterman y ahora se está renovando la entidad»
El Alavés está en Segunda B desde la temporada 2009-10 y su
último curso en la elite fue el de 2005-06. Busca su sitio con un
presupuesto adaptado a las nuevas necesidades y celebra que le haya tocado el Barcelona en los dieciseisavos de la Copa, un premio que servirá para llenar la caja fuerte.
La Copa se le da bien al conjunto blanquiazul. Fue
semifinalista en la campaña 2002-03, cuando estaba en Segunda, y también
alcanzó la penúltima ronda en la 1997-98 desde la categoría de plata.
Entonces, eliminó al Real Madrid a doble partido y ahora, aunque es mucho más complicado, sueña con una proeza.
«No es fácil, pero en estas rondas de la Copa siempre hay sorpresas», confirma Mané. «El año pasado fue el Mirandés, antes el Alcorcón, está la historia del Numancia,
el Figueras, el propio Alavés... El Barça es mucho Barça, pero un
grande tiene que estar muy atento a estos partidos». Mendizorroza se
prepara para otra noche de altura.
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